martes, julio 04, 2006

Vértigo

“Escribir es una forma de rebelarse contra uno mismo, contra su espíritu...” Mientras garabateaba estas palabras no pudo evitar mirarlas con distancia, demasiada distancia, casi con lástima. Ni siquiera la hoja en blanco, ese páramo donde siempre se refugiaba en los malos momentos, le respetaba. Era el fin de todo, pensó.

“...Rodney cerró la puerta tras de sí, privándonos de su mirada de perdedor, del perdedor que elige serlo y al que los demás siempre quieren parecerse...” A duras penas seguía escribiendo, al fin y al cabo era lo único que le hacía sentirse vivo y olvidarse de su mediocridad cotidiana. Pero no. Ya no era él, ya no era él contra sí mismo, ya no era él contra el mundo y contra sus propios temores. Se había convertido en una caricatura de aquel chico que un día decidió dejarlo todo y dedicarse sólo a contar historias.

Dejó el viejo lápiz de color azul con el que solía escribir. Se levantó y giró hacia la ventana, con la mirada baja y un extraño brillo en los ojos. Sólo el llanto de Pablo consiguió sacarle de su gesto perdido. Miró hacia la cuna, y sus miradas se cruzaron. Sonrió. Se acercó hacía él y lo alzó entre sus brazos, mientras una leve brisa hacía volar los papeles de la mesa.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

muy bien, si señor. Quizá te falta hacer una pequeña referencia a alguien o una dedicatoria, para que muchos sepan de lo que hablas

Anónimo dijo...

Gracias, pero no acaba de quedarme claro lo de "para que muchos sepan de lo que hablas"...¿acaso tú sí sabes de lo que hablo? ;)